domingo, 10 de noviembre de 2013

'Cierra los ojos'

DECIMOTERCER CAPÍTULO:
El abrazo más cálido que nunca nadie le dio. Entre sus brazos se sentía segura, protegida, cómoda. Sentía que los ojos que la miraban hacían que se ruborizara por momentos, pero nada importaba. Las olas del mar acompañaban para que el plan fuera casi perfecto. Tranquila; se sentía tranquila.
-Gracias. Si no fuera por ti, ahora mismo me sentiría una mierda.
-¿Una mierda? En todo caso, mi mierda. Quiero que seas mía, que estés conmigo. Deja que cuide ti.
Martina respiró profundo. Estaba acojonada; no sabía qué decir, ni cómo reaccionar a esa propuesta. Lo único que sentía era placer, seguridad y tranquilidad. Algo que una mujer no le hizo sentir nunca, lo cual, le daba mucho miedo.
-Yo...No sé qué decir. Agradezco que estés malgastando tu tiempo abrazándome y haciéndome compañía. Pero no sé si yo podré darte algo. No tengo nada que ofrecerle a nadie, todo me sale mal. Siempre hago daño a las personas que quiero, y si en algún momento llegara a amarte, seguro que terminarías odiándome. ¿Lo entiendes?
-No. No lo entiendo. Creo que deberías darte la oportunidad de ser mejor persona. De mejorar, de amar de una vez por todas. Que algo te haya salido mal no quiere decir que te vaya a ocurrir lo mismo. Déjate ser feliz, anda.
Ella dudaba de él, pero también de sí misma. Martina no se veía capaz de empezar a conocer a alguien, pero mucho menos se veía besando unos labios de hombre. Por el contrario, deseaba hacerlo. Esos labios tan gruesos que adornaban la cara del moreno que tan fuerte la agarraba le volvían loca. Le atraían.
-Debo irme. Gracias otra vez.
-¡Espera! Quiero que sepas que yo te seguiré esperando, aquí. Todas las tardes, así que ven cuando me necesites.
Martina se levantó y dejó allí a aquel misterioso hombre.

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